miércoles, 10 de diciembre de 2014

Capítulo 2.Australia |La historia de un escualo|

FANFIC


Título: La historia de un escualo.
Autor/a: @SrMichaelis.
Sinopsis: Una historia de amor un tanto rara entre un tiburón y un delfín.
Capítulo: 2/Australia.
Géneros: Lemon, hard yaoi, yaoi, romance, drama.
Personajes: Haruka Nanase, Rin Matsuoka.
Notas:
Este fanfiction va a contener escenas con mucho lemon y puede que no sea apto para todos los públicos pero no puedo obligaros a no leer esas partes por lo que luego no me lloréis.
Se que he tardado mucho (4 meses) en escribir el segundo capítulo, pero como mi rol con Rin se pausó indefinidamente pues me quedé un poco sin ideas y sin ganas de seguir con el fanfic. Espero seguir poco a poco.


Capítulo 2 

Australia

-¡Quiero la revancha!
No me costó nada soltarle aquellas palabras a Haru, aquellas palabras que tanto había deseado decirle desde hacía milenios. Apretando la mandíbula como un loco, que seguramente es la cara que tengo ahora mismo, a mi mente viene el recuerdo de mi pasado en Australia, todo mi largo proceso de aprendización para ser mejor nadando y mis nuevas amistades.
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Después de haber sido ganado por mi mejor amigo salí corriendo del recinto de natación, dejándome atrás la bolsa, llena con mi ropa y objetos personales. En ese momento no podía pensar nada más que en llegar a casa y poder llorar tranquilo, sin que nadie pudiera verme, aunque alguna lágrima se había escapado de mis ojos después de que Haru me mirara de aquella forma tan penetrante, aquella mirada que era capaz de escudriñar mi interior con facilidad. El día después de la competición hice mis maletas lleno de ira, casi sin poder respirar pensando en lo mucho que iba y debía mejorar en el extranjero y así, poder superar a mi mejor amigo, Haru.
La verdad es que metí cosas innecesarias, como un par de gafas de piscina, bañadores y chanclas. Si, no metí nada más, menos mal que mi madre me preguntó y al final acabó haciéndola como dios manda. Pasaron unos días hasta que por fin pude decir adiós a aquella cuidad, coger un tren y dejarlo todo atrás, al menos, por el momento. Miraba por la ventanilla sin remordimientos, sin sentir que dejaba algo atrás, alguien. En aquel momento era solo yo.
Mi madre no para de preguntar por qué había decidido dejar esa escuela e irme a Australia. A ella no le importaba en absoluto donde estudiara, pero le molestaba no saber la razón, por qué me quería ir con tanta prisa y por qué me encerraba en mi habitación tantas horas al día sin hacer ruido alguno. Nunca pude confesárselo, nunca pude dejar salir las palabras, nunca pude decirle que me había sentido celoso y abrumado por la gran habilidad de Haru, que él era mejor que yo.
El trayecto hasta Australia se me hizo muy rápido, a pesar de tener que coger varios trenes y aviones, no sé si era porque iba soñando o por mis ganas de comenzar en un sitio nuevo. Allí no conocía a nadie y tenía muchas posibilidades de mejorar en lo que me gusta e incluso poder llegar a mi meta, aunque es más bien era la de mi padre, llegar a ser nadador olímpico, pero esa es una historia que contaré en otro momento. Una vez que llegué a Australia quedé abrumado por la diferencia de clima. Tuve que quitarme la sudadera que llevaba, quedándome con una camiseta de manga corta.
Afortunadamente la organización de mi nueva escuela, Sano Elementary School, nos había hecho el favor a mi familia y a mí de recogerme en el aeropuerto. A los pocos pasos de salir de recoger la maleta y de haber pasado un pequeño control, vi un chico, de mi edad aproximadamente, con un cartel que ponía "Rin Matsuoka” y sin dudar, me dirigí hacia aquel chico con el pelo negro, era más alto que yo y con una musculación un tanto exagerada.
-Yo soy Rin Matsuoka -Dije estando a pocos pasos de él. Éste giró la cabeza hacia donde me encontraba y clavó sus ojos en mi, intentando saber si era un impostor o no.
-Te imaginaba más alto -Soltó el chico sin importar si me ofendía o no.- Pero si, por lo demás pareces ser tú.- Me miró de arriba abajo y al cabo de unos segundos dio una palmada en mi hombro derecho, con bastante fuerza, por lo que hizo tambaleara.
-Claro que soy yo- dije enfurruñado y con el ceño un tanto fruncido. "¡CLARO QUE SOY YO, LECHES!" grito en mi cabeza para no hacerlo en voz alta y así evitar hacer enemigos nada más pisar tierra. "Acabo de llegar y ya estoy los estribos, con un chico que siquiera conozco".
Sin mediar más palabra, caminamos hacia una de las puertas del aeropuerto y le sigo hacia donde está el coche que nos va a llevar a la escuela. Me ayudó a meter mis pertenencias en el maletero, las pocas que traía, y me senté en el asiento trasero, el pelinegro se sentó a mi lado, dejando el hueco del medio entre los dos.
-Soy Sousuke Yamazaki, se me olvidó decirte mi nombre -Hace una leve mueca y se rasca la cara con el dedo índice de su mano izquierda.-  Encantado de conocerte, Rin.
Bufo mientras giro la cabeza hacia la ventanilla y me pongo a observar el paisaje.- Igualmente, supongo.- miraba con atención, observando cual iba a ser, a partir de ahora, mi hogar. Todo es nuevo, había venido aquí sin haber buscado ninguna información sobre el territorio. "Deberías haber buscado algo, no se ni dónde está la escuela" digo a modo de advertencia. Absorto en mis cosas, Sousuke me interrumpe.
-Me han asignado para que te ayude, que tu inicio sea más fácil, a enseñarte la escuela y, ya que soy parte del club de natación, a incorporarte a él sin problemas.- Sosuke me coge del brazo que le queda más cerca y me lo chafa con sus robustas manos- Tendremos que entrenar bastante, estás muy delgaducho- Dice mientras suelta una pequeña risita.
"Ni que todos los del equipo de natación estuvieran tan mazados como tú " gruño y aparto el brazo rápidamente de su mano con un tirón, le echo una mirada maliciosa y me vuelvo hacia la ventana, a seguir observando aquel nuevo paisaje al que me debería acostumbrar tarde o temprano. Por el rabillo del ojo veo como Sousuke, al darse cuenta de que me ha molestado el comentario, vuelve también su cabeza hacia su ventanilla. Solo se escucha el motor del coche y música en un idioma que no logro entender, pero no es desagradable.
Por fin hemos llegado a mi nuevo hogar, la "Sano Elementary School". Subo la cabeza todo lo que puedo, hasta casi llegar a tocarme la espalda con ella, para poder ver bien aquel grandioso edificio. Estaba rodeado de vallas con formas aleatorias, terminadas en punta, mi vista no podía abarcar ni un cuarto de lo que aquello era. Después de mi embobamiento, veo como Sousuke hacía señas raras con la mano y me acerco hasta él con paso lento, absorbiendo el aroma imponente que estaba emitiendo aquel lugar para mi.
-Sígueme, te voy a enseñar lo que más te puede interesar, el resto ya lo descubrirás por tu cuenta. Aunque si estás muy perdido, siempre me puedes llamar- Saca un móvil del bolsillo y lo abre con decisión- Dame tu número y yo te doy el mío, así podremos contactar entre nosotros. Seré tu primer contacto aquí, ¿no es emocionante?
Saco desganado el móvil, "¿Pero este que se ha creído?" me quejo en mi fuero interno, pero no puedo decirle que no. A lo mejor no soy capaz de hacer más amistades, esta es una buena oportunidad y encima no lo he pedido yo mismo. Conectamos los móviles con bluetooth y verifico si se ha guardado correctamente el contacto. Sousuke Yamazaki, 18 años, hombre, virgo, 1'85 metros, 76 kg... Mis ojos se abren como platos mientras sigo mirando ya sin ganas de leer la descripción tan detallada y larga que había hecho Sousuke de él mismo. "¿Este hombre piensa bien o qué?", Sousuke se da cuenta de mi reacción y saca una sonrisa. Frunzo el ceño porque la situación es tan extraña que no sé ni cómo reaccionar.
-Ahora que ya tienes mi número puedes enseñarme el lugar, ¿por...favor?- Las dos últimas palabras las suelto como escupiéndolas es mi senpai y hay que tener "respeto", aunque sea fingido y forzado.
Sousuke, con la sonrisa aun dibujada en la cara, se da la vuelta y tira hacia el edificio más grande que había por los alrededores. Yo le sigo a unos cuantos pasos atrás, tengo que guardar la distancia a ver si este loco se le ocurre a hacer alguna cosa rara más.
Llegamos a lo que parece ser la recepción del lugar y Sousuke se pone a hablar con la recepcionista. Yo sigo atrás y espero a que este acabe. Veo como la chica no para de sonreírle y de reírle las gracias de aquél rarito, al final le tiende una llave en la mano y se despiden. Sousuke me vuelve a hacer sus señas raras y camino hacia donde el está yendo. Después de un par de minutos andando por pasillos totalmente nuevos para mí y en los cuales seguro que me perderé en un futuro muy cercano, llegamos a una puerta en la cual pone el número 501.
-Esta es tu habitación- mete la llave en la cerradura que tiene el pomo redondeado, lo gira y abre la puerta lentamente, como si quisiera causar algún tipo de impresión en mi.- He pedido que te pongan en la misma que yo, ya que hace nada mi compañero se marchó- "Creo que imagino el por qué" digo riéndome internamente.- Así me será más fácil ayudarte y tú me encontraras con mayor facilidad. Ahora traerán las maletas al cuarto, aun están rellenando los papeles de tu llegada.
"Odio a este chico, LO ODIO" declaro en mi mente. No consigo adivinar qué es lo que va a hacer o lo que piensa, es tan extraño, es tan contrario a Haru...
-Tsk- Aprieto los dientes y cierro los ojos. Otra vez Haru en mi mente. Siento como un nudo se empieza a formar en mi garganta e intento reprimir mis ganas de gritar y de maldecir todo en este mundo. Olvidando instantáneamente la presencia de Sousuke en la habitación, propino un puñetazo a uno de los barrotes de la litera, haciendo un ruido sordo. A los pocos segundos noto como Sousuke agarra mi cuerpo, ya que estoy a punto de caer. Volviendo a recuperar el equilibro perdido al propinar aquel golpe, aparto a Sousuke de mi lado.-  No te acerques a mí de esa manera, nunca.
Sousuke, sin hacerme caso, vuelve a acercarse a mí, esta vez por la espalda y para mi sorpresa, me abraza. Como si supiera que lo que necesitaba en aquel momento era aquello y lo hubiera estado pidiendo a gritos todo este tiempo. Cosa que es cierta.

Así es como conocí a Sousuke, mi primera experiencia con él. Se quedó abrazándome más tiempo de la cuenta, pero yo no hice nada por que terminara, ya que la verdad era que lo necesitaba, y lo que hizo que se apartara de mi fue que alguien llamó a nuestra habitación. No sé como lo hizo Sousuke, pero eso hizo que no le odiara, si no que me odiara a mi mismo por apartar a todas las personas de mi vida sin importarme nada. Al final Sousuke se autonombró mi entrenador y acepté a regañadientes, sabiendo en el fondo que me hacía mucha falta si quería llegar a donde me proponía. Mis "clases" con el empezarían la semana que siguiente, ya que había llegado a final de semana, viernes. El Lunes empezaríamos sin falta y la verdad, es que estaba muy ansioso.

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