viernes, 31 de julio de 2015

Capítulo 2 - Hogwarts |Encendiéndome|

Historia




Autor/a: @SrMichaelis
Sinopsis: 
Dani es un chico normal, con una vida completamente normal, monótona y sin sobre saltos. O eso creía él, hasta que un día le llega una carta un tanto extraña de un misterioso colegio llamado Hogwarts y llama a su puerta un hombre gigante. A partir de ese momento, toda su vida como la conoce, cambia por completo. Incluso las cosas que más seguras tenía en su cabeza, no lo son tanto después de todo. ¿Quieres acompañar a Dani en esta extraña aventura hacia un mundo mágico lleno de incógnitas que él no conoce? 
 ** Notas: 
1. Esta historia contiene escenas para mayores de 18. 
2. El romance y las relaciones en esta obra van a ser homosexuales, o sea, hard yaoi. 
3. La mayoría de los personajes e historia le pertenece a J.K Rowling, sin embargo, Dani es de mi propiedad. 
Capítulo: 3.
Géneros: hard yaoi, erótico, Fanfic, Romance.
Personaje: Daniel Anderson y Draco Malfoy.


Capítulo 2

Hogwarts


Miles de personas van de un lado a otro con demasiada velocidad y nerviosismo. Apenas quedan 5 minutos para que el expreso salga del andén 9 3/4 hacia Hogwarts y yo estoy tan ensimismado en ver el enorme tren rojizo, que me voy chocando con todos los que pasan a mi lado. Aun tengo tiempo de sobra. Escucho algunos insultos y unos "mira por donde vas" sobre todo, mas que le voy a hacer si estoy en el mismísimo cielo. Me encuentro bailando encima de las esponjosas nubes que evitan que me caiga a mi anterior y aburrido mundo. Subo todas mis cosas en el tren cuando queda poco menos de dos minutos para la salida y busco dónde sentarme. El interior está inundado de jóvenes que juegan, ríen y hablan entre todos ellos. Yo me encojo un poco de hombros al sentirme un poco solo. Bueno, un poco mucho. Hubiera estado bien tener alguna amistad para que no me sintiera así y que me ayudara a guiarme. ¡Pero eso ya no importa! Me aventuraré a lo desconocido sin temor. Hoy es mi día, lo siento en mi pecho. Y ahora que lo recuerdo, debo avisar a mis padres de que esto si es real, como yo pensaba.

Hay varios compartimentos y la mayoría ya están ocupados por otros estudiantes. Pero yo necesito soledad para no agobiarme y poder prepararme para lo que llega. Al final, la encuentro en un compartimento bastante alejado de por donde he entrado, pero es perfecto. Me siento al lado de la enorme ventana que posee y me pongo a mirar por ella: decenas de chicos aun se están despidiendo de sus seres queridos. A algunos incluso no les dejan subirse de la cantidad de besos, abrazos y consejos que les dan. "Menos mal que yo no he traído a los míos, hubiera sido uno de ellos" digo en mi mente y, con una pizca de culpabilidad, sonrío.

Durante el viaje, entran varios estudiantes a preguntar por cosas perdidas o por simplemente por curiosidad de no haberme visto nunca en el colegio. Todos se ríen cuando les digo mi edad. Yo, al no saber qué más responder, les digo "es que soy nuevo" y me callo. Sé que sueno como un imbécil pero...¿qué más voy a decir? Mejor mantener la boca callada y no cometer ningún error. Yo, para mantenerme relajado y ocupado, recuerdo algunas caras que he visto en el tren y me pongo a pensar cual de ellos llegará a ser mi amigo. Porque tengo la esperanza de que voy a hacer una cantidad considerable de amigos en mi nuevo colegio. También, cuando llevo un buen rato de viaje (a saber cuantas horas), entra una chica rubia cargada de papeles en su regazo. Parece distante aunque no le falta una sonrisa en la cara. "El quisquilloso" es lo primero que dice en cuanto abre la puerta del compartimento y, cuando me mira de arriba a abajo, sus ojos dejan de mostrar que está en otro mundo y me miran de verdad.

-Eres nuevo, ¿verdad?-dice ella con una dulce voz que hace que mis oídos quieran seguir escuchándola. Asiento con la cabeza en cuanto me pregunta y ella, con total tranquilidad y sin vergüenzas, se sienta enfrente mía.-Bienvenido a Hogwarts pues.

-Muchas gracias, erhm...- y como no sé su nombre callo para que me lo diga.

-¡Oh! Me llamo Luna Lovegood, soy de Ravenclaw-dice mientras deja la pila de papeles sobre su regazo y se inclina hacia mi con una sonrisa aun más dulce que la que llevaba antes.-¿y tú? Te veo perdido-y deja salir una pequeña carcajada.

-Perdido es poco-respondo casi al segundo, demolido. Debo reconocer todas mis carencias y el no saber casi nada aun sobre el mundo mágico, es una de ellas.-Por cierto, me llamo Daniel erhm...Daniel Anderson- me cuesta un tanto decir mi apellido, pues no lo suelo decir al presentarme a alguien. Pero como ella me lo ha dicho, supongo que hubiera sido una falta de respeto no haberlo hecho.-Y por cierto, lo que has dicho antes de Raven... ¿Qué es? Es la primera vez que lo escucho-intento recordar el nombre que hace pocos segundos me ha dicho, pero soy incapaz de hacerlo. Creo que me va a costar un poco más de lo que yo me esperaba el nuevo vocabulario que se utiliza aquí.

-¿Ravenclaw? ¿No sabes lo qué es?-dice ella con un enorme signo de interrogación en su cara. ¿Tan extraño es que no lo sepa?

-No, no tengo ni la más remota idea de qué es lo que puede ser-respondo sincero. Espero que ella no sea tan borde como el primer alumno con el que tuve contacto.

-Bueno, supongo que es normal. Eres nuevo y, por lo que parece, tus padres no son mágicos-me empieza a decir.- Ravenclaw es una de las cuatro casas que hay en Hogwarts, o sea, los diferentes alumnos estamos allí, nos encontramos repartidos en ellas según tus rasgos-yo asiento con la cabeza a todo lo que dice mientras intento recordar cada palabra que sale de su boca. Esto se está poniendo demasiado interesante.-Las demás casas son Gryffindor, Hufflepuff y Slytherin-dice, creo que serviría para profesora.

-Oh-La emoción se escapa por mi boca. Ella, al escucharlo, agranda su sonrisa.

-Por ejemplo, los Slytherin resaltan por ambición, astucia y determinación. Aunque dicen por ahí que son algo despiadados. Los Gryffindor son muy valientes y caballerosos. Los Ravenclaw son inteligentes e ingeniosos. Por último, pero no menos importantes, los Hufflepuff destacan por su lealtad, dedicación y trabajo duro.

-Pues si que es difícil elegir entre una de estas casas. Son todas muy tentadoras, aunque hay alguna que me llama más la atención que otra- y en cuanto lo digo, ella suelta una pequeña risa. Me hubiera molestado si no hubiera sido tan inocente. Creo que debo meterme en la cabeza que no todo los magos son irritantes, aunque mi primera experiencia fuera así.

-¡Oh no no! No se elige por uno mismo. Para eso está el Sombrero Seleccionador que hace ese trabajo, pues el sabe perfectamente en qué casa debe colocar a cada estudiante sin cometer ningún error. Así que no debes agobiarte por ello-intenta explicarme, de nuevo, con amabilidad. Creo que me no me importaría tener una amiga como ella.

No se si relajarme o sentirme más nervioso. ¿Que elijan por mí qué casa es a la que pertenezco? Es un poco raro. Aunque espero que, como ha dicho Luna, no haya ningún error con mi elección, pues ya tengo suficiente con saber que soy "un extraño caso entre los magos". Ya, lo que me faltaba, es no encajar en la casa en la que me ponen.

-¿Y cuando sabré a cual pertenezco?-pregunto intrigado. Es solo para hacerme la idea. Ella le está dando mucha importancia a este hecho, por lo que debe ser algo a lo que hay que darle importancia una vez en el colegio.

-Poco después de que llegues, aunque no se si irás delante de los de primer año o después. Nunca he conocido o he escuchado hablar de un ejemplo de mago tardío, a parte de ti claro está-Hace una pausa, coge de nuevo los papeles y se levanta-Bueno, nos vemos en el colegio, debo repartir esta revista-dice enseñándome sobre qué esta hablando. Ahora ya sé por qué entró antes diciendo "El quisquilloso", porque así es como se llama.-Toma, te puedes quedar uno. Espero que te guste.

-Muchísimas gracias, Luna, por todo-y se va tal cual ha venido.

Lo que queda de viaje lo paso mirando por la ventana pues apenas entiendo nada de lo que dice "el quisquilloso". No puedo negar que los paisajes que veo, aunque poco a poco va oscureciendo, son preciosos y envidiables. Pero la noche se alza y eso evita que pueda seguir maravillado por los paisajes, por lo que empiezo a aburrirme considerablemente. Nadie ha vuelto a entrar después de Luna y, si os digo la verdad, puede que esté deseando un poco que entre alguien. Solo para dar algo de emoción y apagar el aburrimiento que siento. Llama mi atención que, en la revista que me ha dejado Luna, las fotos se muevan. Toco el papel en un intento de saber si es el material del que está hecho lo que se mueve o es una ilusión. Pero ninguna de las dos. Esto me lo apunto en esa parte del cerebro donde guardo notas para que no se me olviden. "Preguntar por qué se mueven estas fotos". Sin embargo, el aburrimiento viene a mi en un tiempo. Mas no es hasta muchos minutos después, cuando alguien grita por el pasillo que ya estamos llegando a Hogwarts y hay que ir poniéndose los uniformes. Doy gracias a mi madre por insistirme tanto en que llevara algo de ropa en la mochila "por si acaso".

~~~~

He decidido ir en los carruajes con los demás, aunque me habían ofrecido ir en una especie de barca (algo antigua debo decir) por un lago hasta el castillo, me pareció más correcto y menos degradante que ir con chicos/as a los que les saco 5 años. Además, no me parecía segura del todo. "Otro día, a lo mejor" le respondí a Hagrid cuando me lo propuso. Éste, con cara apenada, me dijo que no pasaba nada. Ahora me arrepiento un poco por haberle hecho sentir así, pero creo que si lo hubiera hecho, habría sido el hazme reír (si, aun más). A medida que nos vamos acercando a lo que viene siendo mi nueva escuela, me doy cuenta de las magnitudes colosales que tiene el castillo. También aprecio que no hay nada que tire de los carruajes en los que vamos casi todos los estudiantes.  Mas nadie más le pone importancia a este hecho, por lo que supongo que es algo completamente normal y mágico. Espero aprender estos trucos pronto.

Tardamos unos interminables minutos, o al menos para mi, hasta llegar al enorme castillo. He de decir que nunca he podido entrar en uno, ni si quiera de visita, por lo que no tengo ni idea de qué es lo que me puedo encontrar dentro. Está conformado de grandes rocas que se alzan majestuosamente hasta tocar el cielo, o eso es lo que parece cuando lo miras desde tan abajo. Empiezo a contar las torres, pero al final me pierdo entre tantas. Sigo la manada de estudiantes que entran por un enorme portón. Todos van tan ensimismados en sus conversaciones o en solo mirar por donde pisan o van, que creo que soy el único que me quedo mirando embobado la preciosa fachada. Supongo que es la entrada principal de la escuela (simple lógica) y me estoy muriendo de ganas de ver qué es lo que hay en su interior. Las enormes puertas son de madera y dentro, hay más escaleras de las que me gustaría. Pues eso significa que me voy a perder infinidad de veces. Cuando más o menos llego a la mitad del vestíbulo, me paro. Ya me he perdido. ¿Debo seguir a los demás estudiantes o esperar a que alguien me recoja y me guíe?

-¡Señor Anderson!-Una voz femenina y algo aguda me llama desde la lejanía. Yo empiezo a dar vueltas sobre mi mismo intentando encontrar el foco de aquella voz, aunque sin ningún resultado.-¡Señor Anderson! Por aquí-vuelve a decir, aunque esta vez si consigo ver de dónde viene.

Una mujer, anciana a mi parecer, y con un atuendo verde esmeralda me está llamando desde encima de unas escaleras. Está haciéndome señales con una de sus manos. Emprendo el viaje hacia ella entre empujones de otros estudiantes y perdones míos. Espero que nadie se quede con mi cara, pues desde que he venido, al parecer, solo he sabido hacer eso.

-Bienvenido a Hogwarts-dice la mujer muy seria. Yo trago saliva, pues no estoy acostumbrado a tratar con personas tan frías y severas.-Debo darle algunas instrucciones antes de que sea la selección- Si ella es profesora, espero que no me de clases a mi.

-Claro.

-Primeramente, yo soy la profesora Minerva McGonagall. Lo segundo, es que los dispositivos electrónicos, ya sean móviles, reproductores de música o lo que sea, están totalmente prohibidos. Si quiere comunicarse con sus familiares, que sea por cartas. También he de decir que, al ser tu caso uno muy especial y con muy poca ocurrencia, hemos decidido hacer unas clases especiales solo para usted. Es evidente de que no sabe utilizar nada de magia y que deberá empezar desde el principio. Solo, que usted irá mucho más rápido que los estudiantes de primero, pues creemos que tiene la capacidad para ello-dice mirándome fijamente a la cara y sin mostrar casi ningún sentimiento en la suya. Me estoy incomodando. Además, ¿escribir cartas? ¿Desde cuando se ha vuelto al pasado?-Espero que de lo mejor de usted y estoy más que segura que conseguirá ponerse lo más al día este año-deja una pequeña pausa para tragar saliva- Por último, como aun no es de ninguna casa, deberá estar presente con los de primer año en la Selección, por lo que si me acompaña, le llevaré hasta donde ellos están.

Yo asiento con la cabeza y le sigo sin rechistar. Debería ir empezando a hacer un mapa mental de lo poco que he visto del interior del colegio, pero creo que me va a ser completamente imposible. Los pasos de Minerva son rápidos y decididos, en comparación con los míos, por lo que debo ir casi corriendo. Así que no me da tiempo a hacer dos cosas tan complejas a la vez (vale, puede que esté exagerando un poco, pero me siento tan inseguro que no puedo hacer las cosas con normalidad). Seguro que parezco un pato mareado desde fuera.

-La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estés aquí, su casa será como su familia en Hogwarts. Dormirás en los dormitorios de su casa y pasará el tiempo libre en la sala común de la casa. ¿Lo has entendido?-vuelvo a asentir la cabeza. Últimamente solo me estoy comunicando así.

Al final llegamos donde están los estudiantes de primero y me deja con ellos. Aunque no antes sin pedirme todos los dispositivos electrónicos que llevo encima y dejarme caer que debo arreglarme un poco. Le doy medio llorando (en mi interior) todo lo que llevo y que no está permitido y con un "al final del curso se los devolveremos" se marcha. Cuando miro a mi alrededor, veo miles de chiquitines. Digamos que les saco varias cabezas y siento como todas sus miradas se clavan en mi cuerpo. Como si fueran pequeños puñales. Me incomodan. Es gracioso porque si esto ya casi no lo aguanto, no se qué haré cuando sea el proceso de selección, pues escucho cuchichear a los de primero decir que vamos a estar delante del resto de alumnos. Intento domar mi pelo aleonado, pero, al parecer, no hay nada que yo pueda hacer. Que alguien me salve, por favor.

~~~~

Ahora estamos, en lo que parece, un enorme comedor. Cuatro mesas están dispuestas paralelamente y un color diferente las representa. Tiene forma alargada y, por sus grandes ventanales, me recuerda a una catedral. También tiene una infinidad de velas levitando encima de las mesas y, cuando miro al techo, veo que éste no está. ¿Qué demonios? ¿Es que se ha caído? Esto me lo apunto para luego preguntárselo a quien sea. También, delante de las mesas que he descrito, hay otra con personas de más edad. Ahí puedo ver como Hagrid me saluda discretamente y yo le devuelvo el saludo con mi mano temblorosa. Supongo que me está dando ánimos. Todos tienen unas pintas muy raras aunque supongo que yo no me salvo con el "uniforme" que llevo. Dónde me he metido.

La profesora Minerva, en silencio, pone un taburete de cuatro patas en frente de todos nosotros. Mi corazón va a más de mil por hora y mi boca está llena de saliva. Intento no mirar hacia atrás para no ver cuantos alumnos me están prestando atención, aunque si siento sus miradas clavándose sobre mi espalda y, esta vez, son mucho más punzantes que antes. Minerva, encima del taburete, pone un sombrero puntiagudo. En mi vida he visto un sombrero más hecho trizas y sucio que el que tengo delante. El silencio se hace en toda la sala y, asombrado, puedo ver como el sombrero tiene una enrome boca de donde emana ruidos que se convierten en una canción:

"Cuando Hogwarts comenzaba su andadura
y yo no tenía ni una sola arruga,
los fundadores del colegio creían que jamás se separarían.
Todos tenían el mismo objetivo,
un solo deseo compartían:
crear el mejor colegio mágico del mundo y
 transmitir su saber a sus alumnos.
"¡Juntos lo levantaremos y allí enseñaremos!",
decidieron los cuatro amigos 
sin pensar que su unión pudiera fracasar.
Porque ¿dónde podía encontrarse a dos amigos
 como Slytherin y Gryffindor?
Sólo otra pareja, Hufflepuff y Ravenclaw,
a ellos podía compararse.
¿Cómo fue que todo acabó mal?
¿Cómo pudieron arruinarse tan buenas amistades?
Veréis, yo estaba allí y
 puedo contaros toda la triste y lamentable historia.
Dijo Slytherin: "Sólo enseñaremos a aquellos que tengan pura ascendencia".
Dijo Ravenclaw: "Sólo enseñaremos a aquellos de probada inteligencia".
Dijo Gryffindor: "Sólo enseñaremos a aquellos que hayan logrado hazañas".
Dijo Hufflepuff: "Yo les enseñaré a todos,y trataré a todos por igual".
Cada uno de los cuatro fundadores acogía en su casa a los que quería.
Slytherin solo aceptaba a los magos de sangre limpia y gran astucia, como él,
mientras que Ravenclaw sólo enseñaba a los de mente muy despierta. 
Los más valientes y audaces tenían como maestro al temerario Gryffindor.
La buena de Hufflepuff se quedó con el resto y todo su saber les transmitía.
De este modo las casas y sus fundadores mantuvieron su firme y sincera amistad.
Y Hogwarts funcionó en armonía durante largos años de felicidad,
hasta que surgió entre nosotros la discordia,
que de nuestros miedos y errores se nutría.
Las casas, que, como cuatro pilares,
había sostenido nuestra escuela se pelearon entre ellas y,
 divididas, todas querían dominar.
Entonces parecía que el colegio mucho no podía aguantar,
pues siempre había duelos y peleas entre amigos.
Hasta que por fin una mañana el viejo Slytherin partió,
y aunque las peleas cesaron,el colegio muy triste se quedó.
Y nunca desde que los cuatro fundadores quedaron reducidos a tres 
volvieron a estar unidas las casas como pensaban estarlo siempre.
Y todos los años el Sombrero Seleccionador se presenta,
y todos sabéis para qué: yo os pongo a cada uno en una casa porque esa es mi misión,
pero este año iré más lejos,escuchad atentamente mi canción:
aunque estoy condenado a separaros creo que con eso cometemos un error.
Aunque debo cumplir mi deber y cada año tengo que dividiros,
sigo pensando que así no lograremos eliminar el miedo que tenemos.
Yo conozco los peligros, leo las señales,las lecciones que la historia nos enseña,
y os digo que nuestro Hogwarts está amenazado por malignas fuerzas externas,
y que si unidos no permanecemos por dentro nos desmoronaremos.
Ya os lo he dicho, ya estáis prevenidos.Que comience la Selección"

Todo el comedor estalla en aplausos cuando el sombrero termina la canción. Éste hace una reverencia hacia delante, hacia los estudiantes, y luego se queda de nuevo rígido. Como un gorro normal debería estar. Luego, Minerva, se adelanta hacia nosotros y despliega un enorme pergamino.

-Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen-y a los pocos segundos, empieza a nombrar estudiantes.

Ellos van, cohibidos, hacia el asiento. Tiemblan incluso más de lo que estoy temblando yo y, a los pocos segundos, el sombrero grita una de las cuatro casas. Yo, supongo, que debo ser uno de los primeros en hacer la Selección pero, cuando pasa a los de apellido b, veo que algo anda mal. ¿Me están dejando para el último? ¿Es que quieren que pase más vergüenza o qué?  Muy lentamente van avanzando los nombres y, más rápido, avanzan mis nervios y dudas. Realmente todo ha ido tan rápido que no se como enfrentarme a una simple selección de casa. ¿Y si no encajo en ella? ¿Deberé irme? ¿Y si no le caigo bien a nadie, qué hago? Además, ¿y si en realidad no se utilizar mi magia y solo soy un desastre entre los magos? Quiero irme de aquí ya. Hubiera sido mejor quedarme en casa y seguir con mi vida norm...

-Por último, pero no menos importante, Anderson, Dani-dice la mujer y yo me adelanto hacia el taburete-Te hemos dejado para al final pues, como no vas a ser de primer año, debías estar apartado. Además, ciertamente, no sabíamos que hacer contigo en un principio.

Después de escuchar su breve disculpa, me siento en el pequeño taburete que, seguramente, para los de primer año sería algo grande. Luego, Minerva me pone el sombrero Seleccionador y justo cuando toca mi cabeza, escucho su voz dentro de mi mente.

-¡Oh! Que caso más extraño el tuyo. Veo una gran disposición por probarte a ti mismo y puedo notar una enorme ambición a llegar a ser algo más, algo que haga que el mundo te pueda llegar a reconocer. ¡No tengo ninguna duda!-exclama y se que me lo está diciendo solo a mi porque las caras de los demás estudiantes tienen una enorme pizca de curiosidad por saber qué es lo que me dice. Ahora que lo pienso, no debí mirarlos. Un escalofrío recorre toda mi espalda, sacándome unos sudores fríos irritantes-¡SLYTHERIN!-y ahora si que lo ha gritado a los cuatro vientos.

Esta vez, hubo muchísimos menos aplausos que para los demás de primero año. Era verdad que si alguno de ellos no salía de Slytherin, los que estaban sentados en la mesa con predominación verde, no aplaudían. Pero, si era lo contrario, se dejaban las palmas en ellos. Pero ahora era totalmente diferente. Apenas un par de personas de aquella mesa aplaudían desganados y, las demás, con algo más de participación. No se si es confusión o que me odian nada más verme por primera vez. Miro a Minerva y esta me hace un gesto con la cabeza para que vaya a la mesa de mi casa. ¿Qué he hecho yo ahora? ¿Es porque soy hijo de padres no magos? Avanzo hasta mi nuevo objetivo y, para mi respiro, puedo ver como Luna está aplaudiendo con ganas. Eso consigue sacar una sonrisa de mi interior.
Bueno, al menos no estoy tan solo como creía.

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